domingo, 26 de marzo de 2017

Trastorno de Personalidad Múltiple


Personalidad Múltiple: Realidades y Ficciones

Desde El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde hasta Psicosis o El club de la lucha, pasando por el personaje de Gollum de El señor de los anillos e incluso el personaje interpretado por Jim Carrey en la comedia Yo, yo mismo e Irene, se cuentan por decenas las obras que han usado el TID como inspiración debido a lo llamativo de su sintomatología. 
Es por este tipo de divulgación que la personalidad múltiple es uno de los trastornos psicológicos más conocidos, si bien no uno de los mejor entendidos, ni siquiera dentro del mundo de la Psicología, en el que hay una importante controversia con respecto a la misma existencia de este trastorno como tal.

Síntomas del Trastorno de Identidad Disociativo


La cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) define el TID como «la presencia de dos o más identidades –raras veces
más de diez- que toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios». En general, las distintas identidades no recuerdan lo experimentado por el resto, por lo cual no son conscientes de su existencia, si bien esto no siempre es así. El cambio entre personalidades suele producirse como consecuencia de estrés.
La personalidad primaria (o la “real”) tiende a ser pasiva y depresiva, mientras que el resto son más dominantes y hostiles. Son las identidades más pasivas las que manifiestan amnesia en mayor medida y, en caso de que sean conscientes de la existencia de las personalidades más dominantes, pueden ser dirigidas por estas, que incluso pueden manifestarse en forma de alucinaciones visuales o auditivas, dando órdenes a las demás identidades.
En la actualidad, tanto en el DSM como en la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), el TID se categoriza dentro de los trastornos disociativos, es decir, aquellos que se producen por fallos en la integración de la conciencia, la percepción, el movimiento, la memoria o la identidad (en el caso de la personalidad múltiple, la desintegración se daría en todos estos aspectos) como consecuencia directa de traumas psicológicos.

Causas del Trastorno de Identidad Disociativo


Es esta relación con experiencias traumáticas lo que vincula el TID con el trastorno de estrés postraumático, que se caracteriza por la presencia de ansiedad y reexperimentación (mediante pesadillas o flashbacks) tras sucesos que ponen en peligro la vida, como abusos sexuales o catástrofes naturales. Un elemento de particular interés en este caso es el hecho de que el trastorno de estrés postraumático puede incluir síntomas disociativos, como la falta de recuerdo de aspectos importantes del suceso traumático o la incapacidad para experimentar emociones. 
Estos síntomas se conciben como una protección contra sentimientos de dolor y terror que la persona no es capaz de manejar adecuadamente, lo cual es normal en los momentos iniciales del proceso de adaptación a la vivencia traumática, pero que en el caso del estrés postraumático se vuelve patológico al cronificarse e interferir en la vida de la persona.
Siguiendo la misma lógica, el TID sería una versión extrema del estrés postraumático de inicio en la infancia (Kluft, 1984; Putnam, 1997): experiencias traumáticas tempranas, intensas y prolongadas, en particular negligencia o abuso por parte de los progenitores, llevarían a la disociación, es decir, al aislamiento de recuerdos, creencias, etc., en identidades alternativas rudimentarias, que se irían desarrollando a lo largo de la vida, dando lugar progresivamente a un mayor número de identidades, más complejas y separadas del resto. Raramente se observan casos de TID con inicio en la edad adulta. Así, el TID no surgiría de la fragmentación de una personalidad nuclear, sino más bien de un fallo en el desarrollo normal de la personalidad que resultaría en la presencia de estados mentales relativamente separados que acabarían convirtiéndose en identidades alternativas.

Evaluación y Tratamiento

  • El número de diagnósticos de TID ha aumentado en los últimos años; mientras algunos autores atribuyen esto a una mayor conciencia del trastorno por parte de los clínicos, otros consideran que se debe a un sobrediagnóstico. Se ha propuesto incluso que el TID se debe a la sugestión del paciente debida a las preguntas del clínico y la influencia de los medios de comunicación. Asimismo, también están los que opinan que existen una falta de formación sobre las manifestaciones del TID y una infravaloración de su prevalencia que llevan a que muchos casos de TID no sean detectados, en parte por una exploración inadecuada. 
  • En este sentido, cabe tener en mente que, según Kluft (1991), sólo un 6% de los casos de personalidad múltiple son detectables en su forma pura: un caso típico de TID se caracterizaría por una combinación de síntomas disociativos y síntomas de estrés postraumático con otros síntomas no definitorios del TID, como depresión, crisis de pánico, abuso de sustancias o trastornos alimentarios. La presencia de este último grupo de síntomas, mucho más obvios que el resto de síntomas del TID y muy frecuentes por sí solos, llevaría a los clínicos a obviar una exploración más profunda que permitiera detectar la personalidad múltiple. Además, es obvio que a las personas con TID les resulta difícil reconocer su trastorno por vergüenza, miedo al castigo o a causa del escepticismo de los demás.
  • El tratamiento del TID, que generalmente requiere años, se dirige fundamentalmente a la integración o fusión de las identidades o, al menos, a coordinarlas para lograr el mejor funcionamiento posible de la persona. Esto se lleva a cabo de forma progresiva. En primer lugar se garantiza la seguridad de la persona, dada la tendencia de las personas con TID a autoagredirse e intentar suicidarse, y se reducen los síntomas más interferentes con la vida cotidiana, como la depresión o el abuso de drogas. Posteriormente se trabaja la confrontación de los recuerdos traumáticos, como se haría en el caso del trastorno de estrés postraumático, por ejemplo a través de exposición en la imaginación. 
  • Por último, se integran las identidades, para lo cual es importante que el terapeuta respete y valide el rol adaptativo de cada una para facilitar que la persona acepte como propias esas partes de ella misma. Para una descripción más detallada del tratamiento del TID se puede consultar el texto Guidelines for treating dissociative identity disorders in adults, third revision, de la International Society for the Study of Trauma and Dissociation (2011).


ESQUIZOFRENIA 



Definición de Esquizofrenia:
 Esquizofrenia es el nombre empleado para describir una enfermedad mental. El término es usado a menudo injustamente por la población general dando lugar a un significado de esquizofrenia que se asocia a un diagnóstico que a menudo genera gran preocupación cuando se recibe.
Nosotros creemos que aunque el término esquizofrenia continúa siendo empleado tanto por la población general como por los profesionales sanitarios, su utilidad es limitada. Las investigaciones muestran como muchas personas diagnosticadas en un principio como afectas de esquizofrenia, más adelante cambian el diagnóstico a otra entidad clínica, mientras que muchos inicialmente diagnosticados de otra enfermedad mental con el tiempo vieron cambiado su diagnóstico a esquizofrenia.

¿Por qué ocurre la esquizofrenia?
  • La razón para que esto ocurra es que hay muchos síntomas que podrían ser indicativos de esquizofrenia. Pero la mayoría de estos síntomas se pueden encontrar también en mayor o menor grado en una gran parte de la población no-esquizofrénica. En cuanto al siginificado de esquizofrenia, la diferencia entre alguien con esquizofrenia y alguien sin, puede ser simplemente cuestión de cómo de frecuentes y cómo de intensos son estos síntomas.
  • Los síntomas más frecuentemente asociados al diagnóstico de esquizofrenia incluyen ideas paranoides y alucinaciones auditivas (oír voces en la cabeza). A menudo las personas se comportan de una forma extraña como consecuencia de estos síntomas. Es frecuente que estos dos síntomas principales asocien ansiedad y depresión.

¿Qué causa la esquizofrenia?
No podemos responder de forma precisa porque hay multitud de diferencias entre las personas que padecen esquizofrenia, tanto en los síntomas presentados como en sus personalidades. Sin embargo hay algunos factores que han sido implicados, y que pueden tener un efecto causal, pero es muy poco probable que la esquizofrenia pueda ser explicada por una sola causa.
¿La esquizofrenia es genética o de tipo familiar? 
Aunque la esquizofrenia es más frecuente entre familiares cercanos que en la población general, los estudios no han sido capaces de identificar un gen para la esquizofrenia.
Ciertas experiencias tempranas parecen tener un efecto potenciador de estos síntomas, sin embargo la evidencia científica no es tan clara como para atribuir como origen de la esquizofrenia un acontecimiento de este tipo, en la mayoría de los casos.

¿Qué es la dopamina?
La dopamina es una sustancia química hallada en nuestro cerebro, y ha sido señalada como causante de la esquizofrenia. Es cierto que existen niveles de dopamina alterados en los pacientes con esquizofrenia, y que el uso de fármacos que actúan sobre ella ayuda mucho a la mayoría de los afectados; sin embargo no es un factor causal directa.

Síntomas de la esquizofrenia: positivos, negativos y cognitivos
Los síntomas de la esquizofrenia afectan principalmente al contenido del pensamiento y a la conducta, variando de una persona a otra.
Se dividen clásicamente en síntomas positivos y negativos y se le pueden añadir otros síntomas llamados cognitivos.
Síntomas positivos
  • Ideas delirantes
  • Alucinaciones
  • Lenguaje desorganizado
  • Comportamiento 
  • desorganizado

Síntomas negativos
  • Aplanamiento afectivo
  • Disminución de la fluidez 
  • y del pensamiento

Síntomas Cognitivos
  • Los síntomas cognitivos constituyen una merma en la atención, memoria y ciertas funciones ejecutivas que incluyen dificultades de concentración y memoria, tales como falta de atención, lentitud de pensamiento y falta de percepción (comprensión y aceptación) de la enfermedad.
  • Los pacientes con esquizofrenia pueden sufrir un deterioro de su capacidad en una o varias áreas importantes para la vida, como son las relaciones interpersonales, el trabajo o la formación, la vida familiar, la comunicación y los autocuidados.



BORDERLINE :  TRASTORNO LIMITE DE LA PERSONALIDAD


¿QUE ES EL BORDERLINE?

Las personas que padecen el trasto

rno límite de personalidad (TLP) o "borderline", 
como la actriz peruana Anahí de Cárdenas, suelen tener un carácter inestable, poca tolerancia a la frustración y toman decisiones riesgosas; pero con la medicación respectiva pueden llevar una vida normal, aseguran médicos especialistas.

Según la psiquiatra y psicoterapeuta de familia Doris Cáceres Vargas, del Hospital Nacional Dos de Mayo, una persona con ese problema suele mostrar poca capacidad de análisis, impulsos no controlados y un estado cambiante de humor y agresividad.

“Un 'borderline' podría ser mitómano (mentiroso compulsivo) y proclive a las adicciones. Además, al tener poco manejo de sus impulsos se torna violento”, comentó a la Agencia Andina.
 
Otro rasgo que caracteriza a las personas afectadas por ese trastorno es su poca tolerancia a las frustraciones. “Puede suceder que un 'borderline' atraviese un problema y pelee con alguien, por ejemplo, en la universidad; entonces es capaz de abandonar sus estudios debido a esa situación, pues no puede afrontar con facilidad una frustración”.
 
Pero también son manipuladoras y hábiles para manejar a los demás según su conveniencia e interés, agregó la especialista.
 
Anotó que antes la ciencia consideraba que este problema era una forma de bipolaridad; sin embargo, después de estudios diversos se sabe que tienen alguna asociación, pero no es el mismo padecimiento.
 
Existen diferencias, porque ahora se conoce que la bipolaridad está genéticamente determinada; mientras que el "borderline" no tiene asociado un factor genético, sino que más bien implica la formación que recibe la persona.
 
“Este trastorno está relacionado con la crianza complaciente y sin límites que recibe la persona, a lo que se suma su fuerte temperamento”, indicó y añadió que las primeras señales empiezan a aparecer a los 15 años de edad, aproximadamente.

No obstante, Cáceres Vargas afirmó que una persona "borderline" sí puede hacer una vida normal, si recibe la medicación respectiva al igual que una psicoterapia cognitiva conductual, cuyo objetivo es modificar el comportamiento.

Destacó que en los últimos tiempos muchas figuras públicas se han animado a revelar los trastornos que padecen, para ayudar a otras personas que también atraviesan estos problemas y no saben qué hacer. "Incluso dan su testimonio en conferencias y nos ayudan a los especialistas a mejorar el tratamiento".

La psiquiatra dijo que esto es un avance en pos de eliminar el estigma que se tiene frente a los problemas de salud mental en el Perú. "Nadie debería avergonzarse de padecer un trastorno mental, ni de tener una dolencia física; pero hay un estigma social, lamentablemente, que se debe eliminar".


Por ello, insistió en que sí es posible hacer una vida profesional y familiar normal, pese a ser "borderline". El especialista que ve esta enfermedad es el psiquiatra, pues la patología es de orden neuroquímico.




“Las causas del TLP son complejas e indefinidas, y actualmente no se dispone de ningún modelo etiopatogénico que haya podido integrar toda la evidencia disponible. La Guía de Práctica Clínica del National Institute for Health and Clinical Excellence (2009) describe distintos factores que pueden estar implicados en su etiología: vulnerabilidad genética; alteración de los neurotransmisores y disfunción neurobiológica de la regulación emocional y el estrés; factores psicosociales; y desorganización de aspectos del sistema conductual afiliativo, concretamente, del proceso de apego”.

AUTOESTIMA

¿ QUE ES LA AUTOESTIMA?

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen: es la percepción evaluativa de nosotros mismos.
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar, de actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
En otras palabras, la autoestima es un sentimiento valorativo de nuestro conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que forman la personalidad. Dicho sentimiento puede cambiar con el tiempo: a partir de los cinco o seis años de edad, un niño comienza a formar el concepto sobre cómo es visto por el resto de la gente.
El mantenimiento de una buena autoestima es imprescindible en cualquier psicoterapia, ya que suele constituirse como un síntoma recurrente en distintos problemas conductuales. Por eso, hay psicólogos que definen a la autoestima como la función del organismo que permite la autoprotección y el desarrollo personal, ya que las debilidades en la autoestima afectan la salud, las relaciones sociales y la productividad.
El concepto de autoestima es muy importante en el campo de la psicopedagogía. Esta disciplina considera a la autoestima como la causa de las actitudes constructivas en los individuos, y no su consecuencia. Esto quiere decir que, si un alumno tiene buena autoestima, entonces podrá alcanzar buenos resultados académicos.
La autoestima también suele ser un valor analizado desde la autoayuda, con miles de libros que enseñan como protegerla e incentivarla. Sin embargo, hay sectores de la psicología que creen que la autoayuda puede ser perjudicial para el individuo, ya que promueve un perfil narcisista que afecta a las relaciones sociales.
10 claves para aumentar tu autoestima en 30 días

1. Deja de machacarte
Tenemos que ser realistas tanto con nuestras virtudes como con nuestros defectos. No somos perfectos, pero la intención no es serlo. El objetivo es ser feliz. Así que para lograrlo debemos aceptar las cosas que no hacemos tan bien y aprender de ello. Y por supuesto, no restarle importancia a las cosas que sabemos hacer bien, sino valorarlas como se merecen. Vamos a observar y ser conscientes de lo bueno que tenemos, de lo bueno que somos, de lo bueno que hacemos. ¿Por qué seguir pensando que soy un desastre? ¿A dónde me ha llevado este tipo de razonamiento?

2. Empieza a pensar en positivo
Cambia tus pensamientos. El ”no puedo” por “voy a intentarlo”, “voy a tener éxito” “me va a ir bien”. Parece un tópico pero forzarse un poco a mirar las cosas buenas de la vida nos puede ayudar a salir de la dinámica negativa.

3. Ponte metas realistas
Y que puedas cumplir. Metas a las cuales sea relativamente fácil llegar. Poco a poco las podemos aumentar, y veremos que paso a paso estamos consiguiendo lo que nos proponemos. Si fracasamos, aprendamos de ello sin culparnos de nuestros errores, ya que fallar es una manera de saber cómo hacerlo de manera distinta la siguiente vez. Atrévete a afrontar retos.

4. No te compares
Cada persona es un mundo y tú eres el dueño del tuyo. Céntrate en ti. En tu vida. Envidiando e idealizando la vida del resto lo único que conseguiremos es sentirnos desgraciados

5. Acéptate y perdónate
Escribe una carta en la que describas todo aquello que no te gusta de ti, y todo aquello de lo que te sientes culpable. No te dejes nada. Léela con atención y valora lo que puedes mejorar. Despídete de esa carta y pártela en mil pedazos. A partir de ese momento empieza de cero, con todo lo que has aprendido pero dejando atrás la culpabilidad. Aún estás a tiempo de hacer borrón y cuenta nueva.

6. Haz críticas constructivas acerca de ti mismo
Que todo lo que te digas sirva para mejorar, no para estancarse y culpabilizarte. Asimismo, aprende a encajar las críticas de forma que no te afecten. 

7. Trátate con cariño y respeto, siempre
Eres lo mejor que te ha pasado, así que demuéstratelo. Tienes derecho a ser feliz.

8. Regálate tiempo
Haz actividades que te hagan feliz. Es la mejor manera de encontrarse con uno mismo y desarrollar tus habilidades.

9. Supera tus lastres
Hay personas que viven arrastrando mochilas llenas de peso: trabajos que no les satisfacen, relaciones que no les aportan nada, hábitos que no les gustan… Para superar todos estos lastres, es preciso tomar cierto control sobre la situación, pensar en positivo y tratar de cambiarlas.

10. Cada noche antes de acostarte…
…Piensa en las cosas buenas que te ha traído el día, los retos superados, los errores que hemos cometido y cómo podemos mejorar.

Intenta, durante 30 días, poner en práctica estos consejos. Ya verás que cuando finalice el mes te sentirás mejor y muchos de los síntomas que sentías desaparecen. Y recuerda, hay una única persona capaz de cambiar tu vida, y esa persona, ¡eres tú!




LLEVANDO UNA VIDA SANA Y FELIZ


1. Come lo esencial 


El sentido común nos dicta que la mejor dieta es aquella que se basa en los alimentos de los cuales hemos venido subsistiendo desde los tiempos más antiguos en este planeta. Estos son los alimentos, después de todo, a los cuales nos hemos adaptado. Recientes estudios demuestran que una dieta ‘básica’ que contenga frutas, vegetales, nueces y semillas, así como carne, pescado y huevo, es la mejor alternativa para controlar nuestro peso y prevenir riesgos de enfermedades como la diabetes o dolencias cardiacas. Este retorno a lo básico te permitirá pasar por encima del marketing alimenticio (sí, no necesitas de esa comida hipocalórica instantánea para microondas para sobrevivir, y tampoco necesitas de esos yogures deslactosados sin calorías para mantenerte en línea). Vuelve a lo básico, es bueno para tu salud y para tu bolsillo. 

2. Mantente hidratada 


El agua constituye dos tercios del peso de tu cuerpo y desarrolla un sinfín de funciones en tu organismo, que incluyen desde ser un solvente, un cargador de nutrientes, un regulador de la temperatura y un desintoxicante del cuerpo. Mantener la hidratación puede tener una profunda influencia en los niveles de vitalidad y energía, incluyendo la agudeza mental. Trata de tomar el agua suficiente como para que tu orina salga casi transparente durante todo el día. Otra táctica que puede ayudarte es siempre cargar una botella de agua en la mano. 

3. Presta atención a lo que comes 
Seguramente hoy tuviste 3 reuniones en la mañana, después recogiste los niños, hiciste mercado y fuiste al gimnasio. ¿Qué comiste? Te sorprendería saber que no lo recuerdas con certeza, y probablemente menos tienes idea sobre la cantidad. Con la rapidez con la que se mueve el mundo hoy en día, las personas han caído en la tendencia de comer de manera distraída, muchas veces comiendo más de lo que toca. Comemos por comer, y no disfrutando de ello. Intenta comer despacio, disfrutando cada gota de la comida, así también controlas la cantidad, quedando satisfecha. No niegues que después de comerte un paquete familiar entero de papas fritas mientras veías por milésima vez ‘El diario de Bridget Jones’ te hizo sentir horriblemente culpable durante una semana (sin contar la acidez que soportaste esa noche). Haz pausas durante el día. Siéntate en una mesa. Organiza un lindo plato. 

4. toma el sol 


El sol, y la Vitamina D que este fija en el cuerpo, se asocia a un amplio espectro de beneficios para el cuerpo, incluyendo la reducción del riesgo de varios tipos de cáncer, enfermedades del corazón, esclerosis múltiple y osteoporosis, así como la mejora del sistema inmune. Eso sí, asegúrate de usar protector solar, pues mientras debes evitar quemarte, también necesitas la mayor exposición al sol para una buena salud.